“La adoración es una llamada de Dios.
Durante
la adoración encontramos la medida
justa de las cosas de la vida pues
allí es en
donde tenemos la oportunidad de reconocer la
grandiosa majestad de Dios
y la pequeñez de
nuestra condición humana,
la paternidad de Dios y
nuestra existencia de hijas e hijos
suyos.”
P. Eduardo Silio
(Padre iniciador de la comunidad SBC)
El primer
propósito de la Comunidad de los Siervos de las Bodas del Cordero consiste en la
adoración y en la alabanza. En línea con ello este primer Congreso de Adoración se gestó y nació respondiendo al llamado del
Corazón del Señor: tener más intimidad con Él en nuestra vida personal y en
este tiempo que la Iglesia necesita vivir. Los cristianos de esta Comunidad quieren ser los siervos y las siervas
que propicien el gozoso encuentro místico del Cordero con su Esposa, de la
gente con Cristo Vivo, animando momentos fuertes de intimidad del Amado con su
Amada.
Como
indica el Catecismo de la Iglesia Católica (2096), adorar a Dios es reconocerle
Dios, Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, reconocerle como
Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás
culto” (Lc 4, 8), dice Jesús citando Deuteronomio 6, 13.
Pues no
hay otro Nombre dado a los hombres por el cual alcanzar salvación. Por eso,
reunidos en su Nombre queremos alabarlo y adorarlo en Espíritu y en verdad.
Tales son los adoradores que el Padre busca en este tercer milenio: hombres y
mujeres con una vida cotidiana profundamente contemplativa, adoradores de Dios
en todo momento.